Tuesday, April 23, 2024
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El gran desafío de la vida cristiana

EL EVANGELIO EN MARCHA

PERLAS DEL ALMA

El gran desafío  de la vida cristiana

Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Mateo 5:48

Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)

El Señor JESÚS empieza a hablarles a los judíos y a sus discípulos acerca de la conducta que los ciudadanos del reino de Dios debemos mostrar en este mundo perdido. Los judíos religiosos pensaban que ellos serían salvos de la condenación eterna cumpliendo con los Mandamientos y la Ley; en eso andaban. Especialmente la secta de los fariseos era la más legalista que el resto de las sectas religiosas de aquel tiempo. Muy bien, les dijo el Señor, “ustedes quieren ser hijos de Dios”, entonces, “amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen”… La especialidad de los fanáticos legalistas de ayer y de hoy es odiar a sus enemigos; son especialistas en eliminar a sus enemigos por cualquier medio, más aún, el Señor les dice: “Muy bien, ustedes creen que sus esfuerzos les abrirán los cielos por las buenas obras que hacen, entonces, haga esto último”: Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”; me parece oír a los fariseos decir: “¡Eso es imposible! ¿Quién puede ser perfecto como Dios? Justamente esto fue lo que trajo a JESÚS desde el cielo a la tierra, Él vino para llevarnos a Dios. ¡Es imposible que nos salvemos por nuestros propios esfuerzos!, pero una vez que somos salvos por la gracia de Dios en JESÚS, comenzamos el proceso de la santificación –ser como JESÚS es- que durará toda nuestra vida aquí en la tierra.

Espero que esto lo entendamos mejor, cuando les cuente una experiencia que tuve hace muy poco con un joven cristiano nacido de nuevo: “¡Pastor, quiero que me ponga en sus oraciones porque mi meta es ser perfecto como el Señor JESÚS!…, y no lo estoy logrando… ¡Sé que Dios me rechazará sino logro esto!…” Como lo conocía desde niño sabía que aquel joven de excelentes notas en los últimos días de su brillante carrera universitaria, no hablaba en vano. He vivido de muy cerca de lo que Dios estaba haciendo en el movimiento universitario que él presidía, así que sabía que no lo satisfarían respuestas fáciles. Lo felicité porque a pesar de sus luchas espirituales, me había buscado, y consideré un honor servirle de consejero. Le hablé de los dos extremos frente a esta demanda de la Palabra, los que dicen que JESÚS ya cumplió con esta meta, y que los cristianos por lo tanto no estamos obligados a cumplirla. Vale decir, no estamos de acuerdo con esta manera de entender la Escritura y con Pablo decimos: “En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6:2).

Del otro lado, situamos a los perfeccionistas que creen que el creyente puede llegar en esta vida a verse totalmente libre de pecado y lleno de santidad moral. Sin embargo, la Biblia dice que nadie está libre de pecado. Esto lo testifica el hecho de que los personajes más santos de la Historia de la Salvación no fueron impecables.

Así que nos queda un camino esforzarnos en la gracia del Señor JESÚS, y mantener este gran desafío de la vida cristiana –de ser como Él es- hasta el final de nuestros días en esta tierra. No para ser salvos, porque si hemos nacido de nuevo, ya somos salvos, pero como cristianos nacidos de nuevo, estamos en el proceso de la santificación que nos dura toda la vida. Un ejemplo es el apóstol Pablo, había llevado el Evangelio por todo aquel mundo conocido; hasta hoy nadie ha hecho la gesta que él hizo. Sin embargo, al final de su brillante carrera escribió: No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto…hermanos yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado…prosigo a la meta…” (Filipenses 3:12-14). En efecto, no somos salvos por medio de las buenas obras sino para buenas obras: Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (Efesios 2:10).

Aquel joven creyente universitario y yo terminamos orando el uno por el otro, y conmovidos ante el desafío de vivir para la gloria de Dios, y por utilizar todos los recursos espirituales que el Señor nos dejó para terminar nuestra carrera cristiana con éxito: la oración, la Palabra de Dios, la iglesia local y nuestra membrecía responsable en ella, y por vivir bajo la plenitud del Espíritu Santo para tener madurez espiritual. Este es el gran desafío de la vida cristiana.

Perla de hoy: Pidámosle al Señor ser creyentes de una sola meta en la vida: amar a Dios y  vivir para su gloria, mostrando su carácter en nosotros.

Interacción: ¿Qué te dice Dios hoy por medio de su Palabra? Y en respuesta a ello…¿Qué le dices tú a Él?

 

 

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