Wednesday, April 24, 2024
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Nuestros cuerpos perecederos nos recuerdan a Dios

EL EVANGELIO EN MARCHA

Por: Boris López, Tabernáculo Bíblico Bautista, Manassas, Virginia (borislopez986@yahoo.com)*

 

Antes decían que las cosas de la iglesias eran solo para los viejitos, y en eso hay mucho sentido, porque se necesita una capacidad de reflexión muy alta para poder discernir los asuntos de Dios, es decir, estar enfrentados con la meditación del más allá, muchas personas hoy en día, no tienen conciencia de sus futuros, en este caso, un futuro eterno, solo le dedican al día a día, tienen su trabajito, se toman sus cervezas tienen sus novias o novios su gran “trocón” y no les interesa pensar en que un día tienen que entregar cuentas al Creador.

Los días de evangelismo que generalmente son los domingos, conversamos con personas acerca de entregar sus vidas a Jesucristo para heredar la vida eterna, pero casi siempre las respuestas son las mismas: – todavía no – o – mejor yo llego a la iglesia”, pero sorprendentemente hay quienes hasta tienen la osadía de dejárselo a la fortuna: -“espero recibir a Cristo antes de morirme para no irme al infierno.” me da la impresión que piensan “todavía me falta vivir”, Lo cierto es que una vida sin Dios es una vida incierta, no sabemos lo que deparará el destino. Hay una gran diferencia en asistir a un funeral entre un creyente y un incrédulo, el creyente tiene hasta cierto punto resignación cristiana, es decir tiene en la esperanza de la vida eterna su fortaleza, en cambio en el incrédulo no hay esperanza, y no encuentra descanso cuando tiene que enfrentar estas situaciones.

Pero el Dios creador, nos ha dado una gran bendición, el permitir que nuestros cuerpos sean perecederos es decir que son cuerpos que se desgastan y terminan, poco a poco nuestra naturaleza pecaminosa heredada de Adán, nos muestra nuestras debilidades físicas. Son los avisos de Dios que nos recuerdan que está establecido para el hombre que viva una sola vez y luego el juicio, (Hebreos  9:27) Con el transcurso del tiempo aparecen “los achaques” y es hasta entonces cuando sí, nos detenemos a preguntarnos sobre el destino de nuestras vidas. Tener accidentes o enfermedades en la juventud es de gran bendición porque nos comienza a preparar para el camino eterno, si no fuera así no pensaríamos en nuestro destino.

Ahora las enfermedades de moda son, diabetes, presión arterial alta, artritis, enfermedades de transmisión sexual, SIDA, cálculos renales, vesícula, etc. que nos sirven de recordatorio que somos frágiles.

Recuerdo a Oscar, en su vida nunca tuvo reparo, desde el viernes comenzaba “la gira”, sábado todo el día, y a veces en la semana, aunque le tocara trabajar, no fue sino hasta que le diagnosticaron diabetes que todo cambió en su vida, la diabetes le causó disfunción sexual, ¿qué pasó con él? La esposa se fue con otro, perdió su trabajo debido a su tratamiento, lo bueno entre todo lo malo fue que entregó su vida a Jesucristo.

La Biblia nos dice en el salmo 103:15: “El hombre como la hierba son sus días; florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no la conocerá más.”,  y en Santiago 4:14 “cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.”.

Claramente la palabra de Dios nos hace un llamado a hacer una reflexión sobre nuestra existencia al recordarnos que somos temporales, nadie tiene asegurado el mañana y es allí el punto de mi reflexión.

Ciertamente desde hoy al día que este periódico esté en las manos de muchos, muchos que hoy están vivos, ya no estarán presente, la probabilidad es que cualquier cosa puede acontecernos y es por eso que debemos de buscar el camino que nos lleve a Jesucristo.

Ante la incertidumbre amigo, no corramos riesgos, yo ya tomé mi decisión, Cristo está en mí para darme vida eterna, tome usted la decisión antes de que aparezca en la eternidad sin Cristo y sin esperanza.

 

*El pastor Boris López, es graduado del Seminario de la Misión Bautista Internacional de El Salvador. ¿Desea Congregarse? Llámenos al 703-357- 2908. Tenemos servicio de transporte para todas las áreas

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