Thursday, April 18, 2024
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¿Cómo podré estar triste?

EL EVANGELIO EN MARCHA

¿Cómo podré estar triste?

Por: Francisco Aular (faular@hotmail.com)

 

Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento y bebida, o suficiente ropa para vestirse. ¿Acaso no es la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Miren los pájaros. No plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos? MATEO 6:25,26 (NTV)

  Vine al SEÑOR con mi temperamento sanguíneo-melancólico. Me encantaba hacer amigos, y en las fiestas era todo un payaso haciendo reír a la gente, pero cuando terminaba el jolgorio me sentía un poco triste y deprimido. Me preguntaba, ¿nací para solamente alegrarme en las fiestas? ¿Después de esto, qué?, ¿de donde vengo y adónde voy? Sé que viviré y moriré, pero, ¿adónde va uno después de la muerte? Entonces, para tranquilizar los reclamos de mi alma triste, me ponía a escuchar la música que tocaba mis sentimientos: Rancheras, vallenatos, boleros sentimentales y una que otra música llanera para consolarme. Vivía una vida triste y vacía.

Pero un día conocí a JESÚS y su bendito Evangelio, y tuve un nuevo nacimiento (Juan 3:3). Sin embargo, necesitaba crecer, y esto ha sido todo un proceso en mi peregrinaje espiritual; Dios ha usado la Biblia y las oraciones mías y de otros; me ha encantado evangelizar y al contarle a otros lo que me sucedió, me enriquezco porque es un repaso de lo que Dios hizo por mí y en mí; pero realmente, en mi crecimiento soy un deudor de los hombres y mujeres que Dios puso en las iglesias por donde he pasado. Desde luego, nunca podré olvidar, ¡ni quiero hacerlo!, esos primeros años de mi conversión en la iglesia donde nací, en esa Caracas de los años sesenta.

Recién convertido al evangelio, el enemigo de los creyentes, el diablo, me puso muchos tropiezos, y eso hizo que varias veces, la tristeza intentara recobrar su dominio para llevarme de regreso a mi vida pasada. Una de las preguntas que me causaba angustia era, ¿podré serle fiel a mi amado JESÚS hasta el final de mi vida? Aprendí por la Palabra de Dios que la fe no se preocupa por la totalidad del viaje porque para Dios con un paso que des hacia Él, basta. El Señor JESÚS aconsejó, “no se preocupen por la vida diaria…”, igualmente, debemos aprender que, “el SEÑOR los guiará continuamente, les dará agua cuando tengan sed  y restaurará sus fuerzas. Serán como un huerto bien regado,  como un manantial que nunca se seca” (Isaías 58:11 NTV).

Nunca podré olvidar que en aquellos días Dios utilizó a otro creyente para ayudarme, mi inolvidable amigo y hermano Adonis Rodríguez. Él ya está en la presencia del Señor, pero en aquel tiempo, un día vine a él, angustiado por mi situación sentimental y económica, por los problemas familiares y laborales; recién había entrado en mis dieciocho años y parecía que mi futuro estaba en peligro; él, tomó su Biblia la abrió en Mateo 6:25-34, leímos el pasaje, nos arrodillamos y él hizo algo más, lloró conmigo. Nos levantamos y cantamos un himno, pero antes de cantarlo me dijo: “Fran, el mismo Dios que creo el universo y las galaxias mas lejanas, es el mismo que abre las cortinas de los cielos, y como dice este himno: “Si Él cuida de las aves, cuidará también de mí…”. En aquella tarde, en la habitación de la residencia estudiantil en donde él vivía, hicimos un dúo. Y desde entonces, con la hermosa letra y música de este himno, yo he podido ayudar a otros y enseñarles que existen muchas razones para sentirse feliz y seguro en todas las circunstancias de la vida, y poder exclamar como el profeta: ¡El SEÑOR Soberano es mi fuerza! Él me da pie firme como al venado, capaz de pisar sobre las alturas” (Habacuc 3:19 NTV).

Oración: Padre eterno, Ayúdame a que mi fe se fortalezca en ti, y a depositar toda mi confianza en tus promesas de protección y seguridad; que no dependa de mis sentimientos, sino de la roca firme de la Palabra de Dios, la Biblia. En el nombre de JESÚS. Amén

Perla de hoy: Recordando las palabras de Martín Lutero: “Nunca podrás evitar que las circunstancias vuelen sobre tu cabeza, pero sí podrás evitar que se aniden en ti”.

 

 

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