Tuesday, April 16, 2024

El camino de Balaam

EL EVANGELIO EN MARCHA

El camino de Balaam

(Nm. 22:21-31; Dt. 23:4, 5; 2 Pe. 2:15)

 Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor de Iglesia Bautista Hispana Columbia, Falls Church, Virginia

INTRODUCCION: El nombre Balaam significa “un peregrino, o “señor del pueblo”. Aunque tenga este significado, nunca le ponga a su hijo este nombre. Este hombre por su corazón “codicioso de ganancias deshonestas” fue alquilado por Balac (Heb. “Vacío, desbastador”), para maldecir a Israel, pero terminó bendiciéndole. Su personalidad es un reflejo de una mezcla entre lo santo y lo profano. La Biblia no tiene dudas en darle las características que hace alusión a su codiciosa y vulnerable vida. El apóstol Pedro, cuando habla de los apóstatas hace referencia a este personaje, diciendo: “Se han extraviado siguiendo el camino de Balaam… el cual amó el premio de la maldad” (2 Pe. 2:15). Judas, hablando también de esto, dijo: “… y se lanzaron por lucro en el error de Balaam”. Y Juan, cuando describe la condición de la iglesia de Pérgamo, dice: “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación” (Apc. 2:14). Fue, algo así, como “alquilado para pecar”. Su corazón se prestaba para hacer lo malo. El ejemplo de Balaam nos ofrece lecciones muy oportunas para que podamos diferenciar entre lo que es servir a dos señores. Es un llamado a examinar el tipo de camino en que andamos. A la luz de su ejemplo, hablemos del infeliz resultado del “camino de Balaam”.

 

I. EL CAMINO DE BALAAM ES AQUEL QUE SE MUEVE ENTRE SER LEAL A DIOS PERO TAMBIÉN  SATISFACER LOS DESEOS DE LA CARNE

 

1.Hablando solo lo que Dios dijere (Nm. 22:8, 18; 23:23, 26). Esta fue la resolución de Balaam como profeta de Dios. Su determinación de fidelidad era firme. Su deseo de ser fiel al mensaje y a la persona de Dios era parte de su vida en ese momento. El deseo del profeta de mantenerse firme delante de Dios queda registrada en estas palabras: Aunque Balac me diese su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra de Jehová mi Dios para hacer cosa chica ni grande” v. 18. Normalmente esta es la determinación de un corazón que quiere agradar a Dios por encima de otra oferta a su vida. Pero era obvio que lo que Balaam nunca tuvo fue dominio propio, la gran  falta de tantos creyentes en el día de hoy. El “camino de Balaam” queda surcado de promesas incumplidas, de una lealtad a media, de una “firmeza” sujeta a posibles cambios. Es aquel corazón que conoce lo que Dios puede hacer, pero no termina en consagrarse y en dejarse usar como un auténtico canal por donde solo fluye la bendición de Dios. Es aquel que piensa que está firme, pero cuando vienen otras voces a su alma, se derrumba su “fidelidad”.

 

2. Escuchando la palabra de Balac. Este rey sabía de la eminente destrucción que le espera a su pueblo. La amenaza era muy grande. Había oído cómo Dios hizo con otras naciones, y ahora Israel ha acampado exactamente delante de ellos antes de poseer la tierra prometida. De modo, pues, que el temor y la desesperación dieron al traste con el rey, hasta plantearla al “vidente” que detuviera con maldiciones a Israel en su avance destructivo. ¿Y qué hizo el profeta? Pues accedió a hablar con Balac y la oferta. Así que la vulnerabilidad del profeta se pone de manifiesto al entrar en el “negocio” y coquetear con las pretensiones de “gozar de los deleites temporales”,  aunque con ello estuviera sacrificando su lealtad a Dios. Balac representa al mundo y sus placeres. Representa a lo que está en contra posición con Dios. Juan ha dicho: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en el.” (1 Jn 2:15). El camino de Balaam es ancho y conduce a la perdición.

 

3. El mundo no quiere a los hijos de Dios. Balaam, por lo tanto, al dejar que hombres paganos pernoctaran en su casa sabiendo las intenciones del rey, hablaba muy mal de alguien que se debate entre ser fiel a su Dios, pero que no se aleje de los deseos de los ojos y de la vanagloria de la vida. La actitud del mundo siempre será la de “maldecir al pueblo de Dios” para que no avance en su empeño de conquistar la tierra prometida.

 

II. EL CAMINO DE BALAAM ES EL QUE LUCHA ENTRE SER FIEL A SUS PRINCIPIOS O CEDER A LA CODICIA.

 

1. Hombre con un corazón dividido v. 34.  Balaam representa a los hombres de doble cara.  Muy elocuente en su profecía, pero muy presuntuoso al tratar de alterar el plan de Dios. Aunque dijo: “He pecado”, él amaba el premio de la maldad. ¿Cuál era el pecado de este profeta? Su pecado más resaltante fue la codicia. Este fue el pecado que hizo caer a Luzbel de su estado de gracia hasta convertirse en Satanás y también el pecado por el que cayeron nuestros padres, Adán y Eva. En Balaan se desató una lucha interna entre ser fiel a sus principios y aceptar los presentes que el insistente rey le comenzó a ofrecer. Su carácter codicioso se pone de manifiesto cuando deja que la “comitiva del pecado” se quedara en su casa hasta consultar al Señor sobre este asunto. ¿Qué puede haber en un corazón que busca una respuesta divina sobre algo donde Dios ha dicho “no”? ¿Pretendía Balaam que Dios cambiara de parecer con el propósito de quedarse él con los presentes del rey? Esta actitud nos revela exactamente lo que sucede con un corazón donde la codicia todavía no ha sido erradicada, y se debate entre ser fiel a sus propios principios o ceder a ella. Es querer tener una naturaleza santa y profana a la vez.

 

2. Servir a dos señores v. 13. Es un deseo de agradar a Dios, pero también al dios de la codicia, sea dinero, fama o sexo. Quien tal cosa hace tiene una especie de deseo porque exista el “visto bueno” por parte de Dios para dejar libre su codicia. Note que Balaam quería complacer a Balac pero también  a Dios. El versículo 13 nos muestra la división de su corazón: “Jehová no me quiere dejar ir con vosotros”. Es como si estuviera diciéndoles: “comprendan, mi deseo es poder ir con Balac para cumplir sus anhelos, pero Dios me está reteniendo”. Uno puede ver una aparente verdad en esta contestación, pero se descubre una gran astucia oculta mientras menciona la prohibición divina, pues insinúa el deseo de ir para lograr su recompensa.

 

3. La raíz de todos los males (1 Tim. 6:10). La Biblia al referirse al asunto de la codicia del dinero, sentencia: “Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores” 1Tim.6:10 NVI). Años más tarde, Giezi, el siervo del profeta Eliseo, cayó también en esta trampa. Este hombre, cuando vio la oportunidad de sacarle dinero al acaudalado Naamán no lo pensó dos veces (2 R. 5:26). La codicia se apoderó de él y arrastró la consecuencia de su pecado a través de la lepra,  pasando al resto de su generación. Por cuanto todos somos susceptibles a las poderosas garras de la codicia, nuestra oración debiera ser: “Señor, ayúdame a preocuparme por cómo agradarte a Ti, no por cómo puedo obtener más para mí.». Líbrame de ser “contratado para pecar” a través de la sutil  tentación de la codicia. Saca de mi corazón esta raíz que me conduce a pecar contra ti.

 

III. EL CAMINO DE BALAAM ES EL QUE MEZCLA LA OBEDIENCIA A DIOS CON LAS INTENCIONES OCULTAS DEL CORAZON.

 

1.Un visitante inesperado v. 22. En el segundo intento por conseguir la aprobación divina, se nos dice que Balaam se anticipó al alba para ir con el segundo grupo enviado por Balac, quizá  no tanto porque quería cumplir las órdenes de Dios sino satisfacer las intenciones ocultas de su corazón. Según el v. 22, la ira de Dios se encendió contra el profeta y se le apareció el Ángel de Jehová. La pregunta lógica de esta historia es, ¿por qué se enojo Dios si él mismo le había ordenado ir? La respuesta pudiera estar en el  v.19. El acto de recibir a estos hombres en su casa ya era una provocación. La oposición del ángel del Señor en las tres ocasiones nos revela el disgusto divino frente a esas intenciones ocultas del corazón.

 

2. Un camino perverso delante de Dios v. 32. El ángel de Jehová describió el corazón de aquel profeta como perverso delante del Señor. Hay una cosa muy cierta en todo esto. Mi corazón no puede dividirse en servir a dos señores. Cuando no hay un amor completo y profundo hacia Dios otra cosa va exigir mi amor, y allí pudiera estar “el premio de la maldad” como una oferta que substituya al amor divino. Hay en esto una solemne advertencia para cada seguidor de Cristo. La perversidad del profeta se pone de manifiesto cuando al estar en la cumbre es capaz de decir: ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo?”; y hasta llega a predecir la segunda venida de Cristo, cuando dijo: “Lo veré, mas no ahora; lo miraré, mas no de cerca.”. Pero cuando baja de la montaña de la alabanza, vea el consejo que le dice al  rey: “No podrías vencer a este pueblo en la batalla, pues Dios está con ellos; intenta alejarlos de su Dios.” Y ustedes saben cómo los habitantes de Moab, con lascivias desvergonzadas, trataron de alejar a los hijos de Israel de la lealtad a Jehová. Así que este hombre, según dijo Spurgeon, tenía la voz de un ángel por un momento, y, sin embargo, la propia alma del diablo en sus entrañas.

 

CONCLUSIÓN: Balaam manifestó por su comportamiento final ser un hombre sin ningún temor a Dios. Como no pudo lograr su objetivo de cambiar la voluntad divina en lo concerniente a maldecir al pueblo de Israel, y con ello recibir los honores por parte de Balac, tramó un malvado consejo. Incitó a los israelitas a adorar a Baal Peor prostituyéndose contra las mujeres de Madián, el  pueblo que necesitaban enfrentar. (Nm. 31:16). El pecado busca corazones a quien pueda “alquilar” para lograr sus fines. Si los encuentra que luchan entre ser fiel a Dios y aceptar la oferta del mundo, entre ser fiel a sus principios o ceder a la codicia, y sobre todo, corazones con intenciones ocultas que no les importe el temor a Dios, logrará sus perversos fines. Pero nuestro Dios no permitirá la deshonra de su pueblo por la obstinación del pecado; por la perversidad de un “Balac” que quiera usar a un  “Balaam” para lograr sus propósitos. Revisemos nuestra vida espiritual a la luz de estos comportamientos. No permitamos que el pecado nos infiltre de tal manera que ofendamos a Dios. Seamos dignos representantes de su causa y veamos el ejemplo de Balaam como una clara referencia de lo que no debe ser una vida cristiana. No seamos vencidos con el mal sino venzamos con el bien el mal (Rom. 12:21). El camino de Balaam conduce al error, perversidad y destrucción. Optemos por el camino de Cristo.

 

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