Thursday, April 25, 2024
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Regalan 550 sillas de ruedas, ¿y a mí que?

EL EVANGELIO EN MARCHA

Por: Boris López, Tabernáculo Bíblico Bautista, Manassas, Virginia (borislopez986@yahoo.com)*

  Hay una canción que los Guaraguao le escribieron a Jesús que se llama “Jesús Caminante” que dice así: “Caminante, hijo de la libertad, Canta conmigo a la paz, quiero, que les hagas comprender que existe un mundo mejor, que se logra con amor y fe, paz, paz para la humanidad, la paz es felicidad, hermano yo te ofrezco mi Amistad  (***)…  Caminante guía de la multitud, dale al hombre nueva luz, quiero, que les hagas comprender, que existe…..  dale fe al mundo Señor, ….”

Esta semana en mi país El Salvador, si hizo la entrega de 550 sillas de ruedas a diferentes instituciones benéficas, lo primero que pensé fue en la burocracia que rodea toda esta clase de eventos y por consiguiente las ideas de aquellos que ya no creen en este tipo de eventos, que seguramente pensarán como muchos, que al final la ayuda viene a resultar en una parte mínima de lo que realmente se recauda y que la mayor parte viene a quedar en los bolsillos de los que se “engordan”  y aprovechan de los corazones dadivosos.  Lo cierto es que detrás de los prejuicios y de las críticas, hay realmente seres humanos tan necesitados, como por ejemplo, un hombre que había esperado por muchos años una silla de ruedas de las que se entregaron y manifestó que ese era el día mas feliz de su vida, porque esa silla le iba a cambiar su existencia y su vida ya no sería la misma.

Esto me hace pensar en la insensibilidad en la que hemos caído, gracias al egoísmo y la avaricia humana. La verdad es que en el dar hay una gran bendición, la Biblia no se equivoca cuando dice que mayor cosa es el dar que el recibir (Hechos 20:35), porque la felicidad del que da es la felicidad del que suple una necesidad y hay un gozo increíble en el dar.

Sin embargo, la mayoría, ya no creemos en el dar. Esta semana también recibí una carta de uno de los centros de detención del estado de Virginia, me escribió Marlon, está tratando de  remover su caso de una pena de casi de por vida, la única alternativa es a través del recurso de “habeas corpus” , para que sea la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos la que revise su caso, se lo aceptaron, pero para que el caso siguiera adelante, debió pagar la cantidad de cinco dólares ($5), pareciera increíble, pero su petición fue cancelada debido a que no obtuvo esa mínima cantidad. Ha vuelto a reabrir su petición y en su carta me pide que “por el amor de Dios” se le ayude con esa cantidad de dinero.

Creo que los seres humanos nos hemos extraviado, nos hemos vuelto egoístas, materialistas, solo nos importa lo nuestro, no nos importa el problema del prójimo, pero es necesario que volvamos a nuestras raíces, al amor. La canción que citaba al principio es porque he encontrado que es en Jesucristo donde he encontrado ese punto de inflexión para poder hacer algo por la humanidad, a través de predicar su amor y su misericordia. Probablemente no voy a cambiar el mundo, pero con unos cuantos que vuelvan al amor de Cristo creo que haré bastante.

Si usted está leyendo esta nota, quiero animarle a que sea usted el que piense en que si no puede cambiar al mundo, sí puede intentar cambiar a su vecino, a su compañero de trabajo, y ¿cómo? Hablándole del amor de Cristo, que es quien puede trabajar en los corazones humanos para poder cambiar el mundo que nos rodea. Es Cristo quien nos puede hacer regresar a la sensibilidad para que podamos construir un mejor mundo, una mejor humanidad, desde aquí no cambiaremos el mundo pero muchos cambiarán, con eso ya podemos darnos por hechos. La palabra de Dios nos exhorta a que sobre todos nuestros logros como humanos podamos colocar al amor como el primer principio de nuestra existencia: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;  no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.El amor nunca deja de ser…. (I Cor. 13:1-8a)

 

*El pastor Boris López, es graduado del seminario de la Misión Bautista Internacional de El Salvador.

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