EL EVANGELIO EN MARCHA
Por: Boris López, Tabernáculo Bíblico Bautista, Manassas, Virginia (borislopez986@yahoo.com)*
Terminaron las celebraciones del día del padre. Menos comercio, menos movimiento, el día del padre versus el día de madre es un día bastante menos notable o importante quizás. ¿A qué se debe? A que existen muchos mas padres irresponsables que madres irresponsables. En mayor cuantía, los padres abandonan sus hijos, las madres también lo hacen pero viene a quedar demostrado que la labor de la madre es mas abnegada, en cuanto a la labor, a su aproximación y amor a sus hijos, por lo tanto hay mas agradecimiento hacia las madres. No debería de ser así, o al menos es lo que palabra de Dios nos enseña.
Hace poco me enteré de un joven de tan solo veinte años que fue detenido por distribuir drogas, aquí en la zona norte de Virginia, fue encarcelado y luego deportado. Regresó y un año después fue detenido en Maryland en posesión de cinco kilos de cocaína, en esta ocasión recibió veinticinco años en prisión, por diferentes cargos incluido el de migración. Lo que me impactó de ello, es que quien lo introdujo al “negocio” fue su propio padre, tanto así que en el segundo arresto, eran cómplices de los malos caminos, padre e hijo recibieron condena casi de por vida.
Se supone que un padre es el ejemplo en la vida del hijo y que nuestro legado debería de ser el de un mundo mejor, pero fallamos a los preceptos bíblicos y por eso estamos como estamos (Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo, no se apartará de él. Prov. 22:6).
Antiguamente el hombre, el padre, desempeñaba una función padre-sacerdotal, además de ser padre, era el encargado de instruir a su hijo en la enseñanza de Dios. Así lo hicieron los patriarcas como Abraham, Isaac y Jacob, por eso la reverencia de los hijos hacia a los padres era en una actitud no solamente de respeto sino también de adoración a Dios. Estamos tan lejos de eso, debido a que como padres no hemos cumplido nuestra responsabilidad: “Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos. “Deuteronomio 4:9).
El hecho es que ya no cumplimos nuestra responsabilidad delante de Dios y estamos malogrando el futuro de nuestros hijos. Probablemente alguien podrá decir que es Ateo, o que es agnóstico o cualquier otro tipo de pensamiento filosófico, lo cierto es que no tiene el derecho de destruirle la vida a otro ser humano, por el solo hecho ser un miserable, espiritualmente hablando y mucho menos cuando se trata de un hijo, que se supone que es lo que mas queremos en este mundo.
Ahora bien, ese papel padre-sacerdotal, es una realidad hoy en día al menos en teoría, es decir, el testimonio, el ejemplo, la enseñanza son labores de las cuales Dios quiere que nos ocupemos con respecto a nuestros hijos, el papel de sacerdote y Pueblo Santo ya ha sido conferido a la iglesia por parte de Dios: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.” (1 Pedro 2:9-10.)
De modo que, cuando erramos en el conducir a nuestros hijos, nuestra propia existencia corre el riesgo de sufrir graves consecuencias, porque su sufrimiento será nuestro sufrimiento.
El pasado domingo conocí a Oscar y a Armando, en el evangelismo; la conversación estuvo bastante interesante, pero como pasa siempre cuando hay dos que se conocen, es difícil que tomen la decisión de recibir a Cristo, por el mismo hecho de que se conocen sus acciones y vida en particular. A pesar de que estuvieron de acuerdo conmigo en todo, en lo que a preceptos bíblicos se refería, no aceptaron la invitación de recibir a Cristo, primero le pregunté a Oscar sobre su decisión de abrir su corazón a Cristo y me dijo. -“mas despuesito, tengo que prepararme”, luego Armando contestó –lo que él diga! Refiriéndose a Oscar. Ante su negativa, me despedí de ellos, no sin antes preguntarle a Oscar si ya era padre para felicitarle por el día de los padres, y me señaló a Armando, -él es mi hijo- me dijo, entonces comprendí, el porqué de Armando al decir: “lo que él diga”. Simplemente los padres somos ejemplo de nuestros hijos. Amigo, ¿estás conduciendo a tu hijo en el temor de Dios? Si no es así, no lo lamentes en el futuro. Hoy Cristo te ofrece la oportunidad de cumplir la labor que te encomendó, tan solo transmite el conocimiento de Cristo, pero para eso tienes que ser tú quien dé el primer paso.
*El pastor Boris López, es graduado del seminario de la Misión Bautista Internacional de El Salvador.
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