Friday, April 26, 2024
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Los cuatro estados del infierno

EL EVANGELIO EN MARCHA

 Los cuatro estados del infierno

(LUCAS 16: 19-31; MATEO 25:41)

Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor de Iglesia Bautista Hispana Columbia, Falls Church, Virginia

 

INTRODUCCIÓN: ¿Sabía usted que una gran mayoría de las personas no cree en el infierno? En efecto, es un tema del cual no se habla mucho en los púlpitos hoy día. Se cuenta que C. S. Lewis estaba escuchando el sermón de un joven predicador sobre el tema del juicio de Dios del pecado. Al finalizar su mensaje, el joven dijo: “¡Si usted no recibe a Cristo como Salvador, sufrirá graves ramificaciones escatológicas!” Luego de la reunión, Lewis le preguntó, “¿Usted quiere decir que una persona que no cree en Cristo se irá al infierno?” “Precisamente,” fue la respuesta. “Entonces, dígalo,” contestó Lewis. El asunto es que el infierno es objeto de burlas y chistes de mal gusto. Para algunos el infierno es una doctrina de odio y de venganza, lo cual no podría ser cierto. La mayoría de las religiones y sectas del mundo hablan de un Dios que por ser amor jamás permitirá que el hombre vaya a un lugar de tormento. Pero el infierno es tan real como lo es cielo. De las 162 referencias que hablan del infierno en la Biblia, 62 de ellas fueron dichas por Jesucristo. Jesús habló más del infierno que del mismo cielo. Y prueba de ello es la parábola del “rico y Lázaro” presentada por Lucas, donde Jesús aborda de una manera magistral los sufrimientos de los que van allí. Al hablar de este tema, en especial cuando tocamos la palabra “Hades”, no hablamos de lo que será el infierno futuro, sino que nos referimos a lugar donde van los muertos sin Cristo que serán juzgados en el Juicio del Gran Trono Blanco. El infierno será poblado después del juicio final. El Hades es una especie de zona de almacenamiento para esos que mueren sin Cristo hasta que llegue el juicio final. Esta parábola nos muestra lo que es una vida contrastada. Por un lado tenemos a un rico y a un pobre. Hay un contraste en la manera en que murieron. Mientras uno fue sepultado (a lo mejor con mucha pompa), el otro fue llevado por los ángeles. Y el contraste más grande se ve en el destino final: uno fue al cielo y el otro al infierno. Aquí Jesús nos muestra cuatro estados de la vida en el infierno. Estudiémoslo.

 

  1. EN EL INFIERNO HABRÁ UN ESTADO DE CONCIENCIA PLENA

 

  1. “alzó sus ojos… y vio de lejos a Abraham” v. 23. Una de las doctrinas erradas de algunas sectas es aquella que plantea la aniquilación del alma, y también, al final de tiempo, la aniquilación de Satanás y los demonios. Para sorpresa de algunos, los adventistas creen esto. Elena White dice que la teoría del castigo eterno es una de “las doctrinas falsas que constituyen en el vino de las abominaciones de Babilonia”. Pero Jesús afirmó lo contrario. Observe esto. El hombre rico puede ver, oír y hablar en el infierno. No está aniquilado. Sus sentidos están completamente ejercitados. Sus deseos se hacen manifiestos. Aun estando en semejante condición su conciencia está activa. La conciencia plena del rico en ese estado nos revela que el alma sigue en la eternidad, sea que esté en el cielo o more en el infierno. La parábola ofrece este diálogo para hablarnos de cuán conscientes están los hombres en ambos lugares. El impacto de esta conversación queda reflejada en estas palabras: “Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno”. ¿Puede usted pensar en algo peor que esta visión desde el infierno?

 

  1. “Dando voces, dijo… ten misericordia de mí” v. 24. Antes de expresar los horrores de este estado donde se encuentra ahora el rico, es bueno señalar lo siguiente. La muerte no es el fin de la existencia. Están muy equivocados aquellos que dan por un hecho que después que morimos se acaba todo. Jesús nos ha dicho que al momento de morir hay dos lugares donde ir. Uno es el “seno de Abraham”, que para el judío era un lugar de reposo. Los judíos sabían que Abraham, el amigo de Dios, tenía que estar en un buen lugar, de allí este nombre. Pero que el rico, que no tuvo temor de Dios, pues lo rechazó en vida, ahora aparece en el Hades. La muerte es el camino que nos conduce a dos eternidades. Note cómo cambia el escenario en esta parábola. Vea como Lázaro pasa de un estado de miseria a un estado de gloria, mientras que el rico pasa de un estado de gloria a uno de miseria. Véalo ahora dando voces. A lo mejor en vida, debido a sus riquezas y opulencia pasó por alto a Lázaro, pero ahora le pide a Abraham que lo envíe a ese lugar. La desesperación consciente del infierno será la de pedir misericordia para aliviar el dolor del sufrimiento, pero esa petición jamás será respondida. No hay ayuda en el infierno.

 

  1. EN EL INFIERNO HABRÁ UN ESTADO DE SEPARACIÓN PERENNE

 

  1. “Una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros…” v. 26. Habrá muchos tormentos en el infierno, pero el estar separados de la gente conocida y amada será el peor de ellos. Vea como la muerte cambia el estado de las cosas. El rico ahora está separado de Lázaro y Abraham por un gran abismo. Por cierto, ese abismo fue el que vino Cristo a llenar cuando al morir en la cruz estableció un puente para que el hombre se salvara y al final de sus días no se encontrara en esa separación perpetua. La mayor definición del infierno es verse separado de los goces eternos donde los creyentes como Lázaro disfrutan al lado de Abraham, figura del Dios de los cielos. Así que uno de los mayores tormentos del infierno será la separación de todas las alegrías y las cosas maravillosas que la vida nos ofrece.

 

  1. Sin contacto los unos con los otros para siempre v. 26b. La observación de Abraham respecto a la “sima de separación” entre el cielo y el infierno es uno de los asuntos más gráficos de este pasaje. Por lo que conocemos de esta historia, la presencia del mendigo Lázaro en la casa del rico es muy significativa. Vea los primeros versículos. El rico tuvo muchos bienes. Su vida estaba llena de opulencia. Sus vestiduras solo la usaban los sacerdotes. Sus banquetes eran todo un lujo. Y allí, a la puerta de su casa, estaba un hombre a quien seguramente Dios lo había puesto para que tuviera de él misericordia, pero no la tuvo. El rico avaro tuvo la oportunidad de bendecir a otros con lo que Dios le dio, pero en lugar de eso vivió en un total egoísmo. Muchos lamentaran en el infierno el despilfarro que hicieron con su vida. ¿Qué revelan las palabras de Abraham al rico? Que aunque algunos quisieras, en el infierno los pecadores perdidos nunca escucharán otro sermón, o algún testimonio para que se regresen al Señor. Allí nadie les leerá la Biblia. No habrá iglesias en el infierno. El abismo será muy grande. El tiempo de la salvación habrá pasado. La soledad será la eterna acompañante.

 

III. EN EL INFIERNO HABRÁ UN ESTADO DE SUFRIMIENTO INTERMINABLE

 

  1. “…porque estoy atormentado en esta llama” v. 24c. El tormento acá es tan real que el mismo Abraham reconoce que el hombre que una vez fue rico ahora es un pobre mendigo que sufre, no las llagas que los perros le lamian a Lázaro, sino el tormento de las llamas que producen un sufrimiento interminable. La palabra “tormento” en esta parábola se traduce literalmente como “tortura”. La idea del pasaje es mostrarnos al individuo el dolor extremo y la tortura interminable. El significado del verbo “atormentado” en el versículo 24 es de algo que es tenso. Es para recordarnos que los tormentos del infierno no cesan, ni cesarán un instante.

 

  1. “…acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida…” v.25. De todas las agonías del infierno, tal vez la peor de todos es la palabra “recordar”, v. 25. Esta palabra nos dice que los hombres en el infierno no podrán olvidar los acontecimientos de toda su vida, y esos recuerdos vendrán una y otra vez por toda una eternidad. ¿Qué recuerdos podrán venir en aquel estado? Creo que más que las cosas malas, que de por sí se harán siempre presente, será más bien el saber las oportunidades que la persona tuvo de poder acompañar a Lázaro en el “seno de Abraham” por la eternidad. Imagínese traer al momento todas las oportunidades que la persona tuvo de oír la palabra del Señor por algún mensaje, un testimonio, una canción…Allí tendrán que recordar las distintas maneras cómo el Señor habló a su corazón y cómo el Espíritu Santo suplicó por su arrepentimiento, y cómo le buscó una y otra vez, pero siempre le rechazó.

 

  1. EN EL INFIERNO HABRÁ UN ESTADO DE ADVERTENCIA PERPETUA

 

  1. “…a fin de que no vengan… a este lugar de tormento” v. 28b. La forma como termina esta historia es sorprendente (v. 27-31). No hay chance de cambiar las cosas una vez la persona llega a ese terrible lugar. Fíjese como todas las peticiones del rico egoísta quedan sin respuestas. Abraham no puede sacar a Lázaro de allí y enviarlo a predicar. Hay gente que está buscando ese tipo de sensacionalismo para creer al Señor. Los muertos no podrán convencer a los vivos. Los “cinco hermanos” del rico representan a todos aquellos que no han llegado a ese lugar de tormento. El rico advierte acerca de una experiencia horrible, para advertir a aquellos que burlonamente dicen que el infierno es mejor que el cielo porque allí se van a encontrar con todos sus compañeros de parranda y de desenfreno. La advertencia no podía ser mayor.

 

  1. “A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos” v. 29. Abraham fue mucho antes que Moisés, y sin embargo él sabía que la única manera como los “cinco hermanos” fueran advertidos de correr el mismo destino de su hermano era escuchando a “Moisés y los profetas”. Amados la Biblia será por siempre el único mensaje de salvación para el perdido. Cada vez que abrimos sus páginas estamos en presencia de dos eternidades: el cielo o el infierno. Así que el infierno es un estado que advierte por toda la eternidad el rechazo del hombre a todas las oportunidades que Dios le concedió en vida para ser salvo.

 

CONCLUSIÓN: Apreciado amigo, estos cuatro estados del infierno son suficientes razones para que usted escoja ir al cielo. De modo que si usted decide ir al infierno, sepa que irá a un lugar donde ni siquiera fue invitado. Será un intruso si llega allí. Las características de vida en el infierno fueron diseñadas para el diablo y sus ángeles. Mi amado amigo, le ruego, por favor, que no sea como este hombre rico, quien teniendo la oportunidad de haber sido salvo por la presencia de Lázaro, menospreció el día de la gracia. Ven a Cristo ahora. No sigas la corriente de los que se burlan de este lugar. El infierno es tan real como el cielo. No permitas que el engaño del pecado y Satanás te conduzcan allí. Salva tu vida de esas llamas eternas. Tú fuiste creado para el cielo. Esa debería ser tu morada final. Ven a Cristo ahora.

 

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