Monday, April 29, 2024
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El día de la premiación celestial

EL EVANGELIO EN MARCHA

El día de la premiación celestial

(2 CORINTIOS 5:10; 1 CORINTIOS 3:10-15)

 

fiesta-pascua-resurreccion-1-20130313Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor de Iglesia Bautista Hispana Columbia, Falls Church, Virginia

 

INTRODUCCIÓN: Entre el “rapto” de la  iglesia y las “Bodas del Cordero” se estarán dando dos importantes eventos: uno tendrá que ver con el juicio del “tribunal de Cristo” y el otro con la  Gran Tribulación. La Biblia nos habla de por lo menos siete juicios divinos, resumidos así: juicio contra el pecado, la muerte, Satanás, los ángeles caídos, las naciones, el tribunal de Cristo y el juicio del trono blanco. Estos dos últimos formarán parte de los eventos finales del siglo, después que la iglesia sea levanta y el mundo inconverso venga delante del Señor para ser juzgado. Aquel día Jesús ya no será el abogado, sino el Juez, por cuanto el Padre ha entregado todo el juicio al Hijo (Jn. 5:22). ¿Cuál será la diferencia entre el juicio del “Gran Trono Blanco” y el “Tribunal de Cristo? Bueno, que mientras el juicio del “trono blanco” será para la condenación de los inconversos, el segundo será el juicio para evaluar a la iglesia. Este juicio se conoce como el “bema”, que era una plataforma alta donde se ponían los jueces griegos para premiar a los atletas ganadores con sus merecidos galardones. Obviamente en algún lugar estarían otros muy decepcionados por no haber logrado tales premios. El juicio del “tribunal de Cristo” está claramente identificado en la Biblia como el “día de la coronación” celestial para algunos creyentes (2 Cor. 5:10; Ro. 14:10). Allí no habrá ningún inconverso, pues será el juicio a la iglesia. Se acerca el día de la premiación celestial. Aquel será el momento para recordar al escritor  de Hebreos 6:10, cuando dijo: “Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún”. El “tribunal de Cristo” será el día de rendir cuentas al Señor. Allí nuestras obras serán probadas. Veamos cuál es el propósito  de aquel santo tribunal.

 

  1. EL TRIBUNAL DE CRISTO  COMPROBARÁ EL TIPO DE MATERIAL USADO PARA LA CONSTRUCCIÓN ESPIRITUAL

 

  1. La manera cómo sobreedificamos v. 10.La obra de ingeniería moderna se asegura que los nuevos edificios sean a prueba de fuertes terremotos. Para un constructor, el fundamento es el asunto primario, porque sobre esa base se levantará el resto del edificio. Pablo se define acá como “perito arquitecto” en la  construcción de las vidas de los hermanos de Corintios. Es como si nos dijera: “Yo los he traído a la base de la auténtica fe, la de Cristo, ahora les toca a ustedes saber cómo van a  edificar esa fe”. Este pasaje nos revela a Jesucristo como el fundamento sobre el cual debe construirse todo el andamiaje de nuestra fe. Desde el momento que creímos estamos construyendo nuestras vidas. ¿Se ha preguntado cómo lo está haciendo? Cuando Pablo nos ha dicho que cada uno de nosotros mire cómo está sobreedificando, es una gran advertencia para que revisemos  nuestro crecimiento en el Señor.

 

  1. Los materiales con los que edificamos v. 12Este texto nos revela los materiales con los que construimos el edificio de nuestra fe. Hay materiales dignos que pasarán la prueba del escrutinio divino, pero habrán materiales indignos que al contacto con el fuego no quedará nada de ellos. Pablo hace una enumeración matemática para cada uno de esos materiales. En los materiales dignos menciona “oro, plata, piedras preciosas”. La referencia es de materiales preciosos, valiosos y difíciles de conseguir. Tome en cuenta que todos esos minerales están en la tierra y requiere de un gran esfuerzo para conseguirlos. Pero además de gran  valor, como materia imperecedera, pues al ser probados por el fuego salen intactos. Esta es la obra que el Señor bendecirá y reconocerá aquel día. Este es el material con el que cada creyente debe construir su vida.

 

  1. El fuego lo manifestará todo v. 13.Cuando estemos en el “tribunal de Cristo” cada uno de nosotros será examinado. Nadie me representará.  La “obra de cada uno será manifiesta”, porque lo que se va a revelar si nuestras obras fueron buenas o malas, es el fuego que saldrá de la presencia del Señor. En esta vida los hombres ven las obras que hacemos. Casi todas ellas son  calificadas por la vista. Hay elogios a algunas de las “buenas” cosas que hacemos. Pero cuando estemos en el tribunal de Cristo, allí sabremos cuál fue la real intensión con la que servimos al Señor. ¿Cuáles son las obras que serán manifiestas por el fuego aquel día? Piense un poco en lo que ha hecho con su testimonio y verá lo que el fuego revelará en ese momento. Todo va contar ese día para ser examinado.

 

II.EL TRIBUNAL DE CRISTO MOSTRARÁ LA MÁS GRANDE DESILUSIÓN QUE PRODUCEN LAS MALAS OBRAS

 

  1. Hay obras que se quemarán v. 15ª.El presente texto nos indica que el creyente ha sido salvo por Jesús para “buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef. 2:10). Y si esas “buenas obras” no pasan la prueba del fuego, entonces pudieran pasar dos cosas: una, que no hubo tales obras o que las obras eran malas. Si esto fuere el caso, entonces esas obras serán quemadas. Esto tiene que ser una gran preocupación  para el creyente. La Biblia nos habla del fuego por lo menos unas quinientas veces, y de esas, el 90% está conectada con la intervención de Dios. Esto pudiera dar lugar a pensar que siempre que escuchamos del fuego bíblico, lo  asociamos  con el castigo y la destrucción. En este sentido,  uno de los textos que más recordamos es cuando nos referimos a  Dios como “fuego consumidor” (He. 12:29). La presencia del fuego como el instrumento  para  revelar todas las cosas es una  prueba que no falla.  Lo contrario a los trabajos que permanecerán, como  aquellos donde intervienen el  oro, plata y las piedras preciosas, son las obras que al final se quemarán. Esta es una dolorosa verdad que presagia una gran tristeza. Qué sorpresa será encontrarme  ese día con una gran desilusión.

 

  1. Habrá una pérdida en aquel día v. 15b.Una de las difíciles verdades de este pasaje  es que no habrá galardones para algunas personas. Aquel momento será de gran decepción. ¿Puede haber tristeza ese día? La respuesta es sí. El día de aquella premiación habrá gozo y también tristeza. La pérdida de los galardones simplemente se debe a mi falta de fidelidad en la obra del Señor. No puede esperar un premio quien nunca hizo nada para ganarlo. Hay creyentes demasiados indiferentes para el servicio del Señor. Para algunos, la meta fue conocer a Cristo como su salvador, asistir a la iglesia como un “religioso” más, y así vivir hasta que Cristo regrese. En este orden aparecen los que solo levantan su mano, se bautizan y se hacen miembros de la iglesia, pero el resto de sus vidas lo pasan enredados en el mundo. Quien así vive no puede pretender galardones ese día. El texto dice que el tal “sufrirá pérdidas”. Parece cosa extraña que el creyente estando delante del Señor sufra pérdidas. ¿Cómo hacer para no tener esa pérdida de mis galardones cuando esté en el tribunal de Cristo? Jesús nos ha dicho: “Sobre podo has sido fiel, sobre mucho te pondré”. Mi fidelidad determinará  lo que  recibiré en el tribunal de Cristo.

 

  1. Habrá una salvación por fuego 15c.Una mejor traducción de este texto sería: “Salvo, pero no sin fuego”. Lo primero que hay que decir aquí es que en el  aspecto espiritual no está en juego  la condenación eterna, sino que se trata de la evaluación de nuestro servicio en la obra del Señor. Una traducción contemporánea diría que algunos van a ser salvos “sin pena ni gloria”. Eso nos parece muy extraño del Dios de amor y gracia infinita. En efecto, seré salvo porque mi salvación no depende de mis obras. Pero la entrada al cielo no será según Pedro la describe, como “amplia y generosa”. La intención clara de este texto es recordarnos que si bien la salvación genuina no se pierde, pues es don de Dios, el hecho de no disfrutar de los galardones eternos es una gran pérdida para muchos creyentes.

 

III. EL TRIBUNAL DE CRISTO TRAERÁ CONSIGO EL MÁS INDESCRIPTIBLE GOZO DEL TRABAJO REALIZADO

 

  1. Hay una obra que permanecerá v. 14ª.Una de las satisfacciones que más disfrutamos en   la tierra tiene que ver con la coronación de las metas concluidas. Cuando un atleta sube al podio de los triunfadores para ser galardonado, nada supera su gozo que el momento cuando el juez pone sobre su cuello la medalla del triunfador. Este texto nos manifiesta esta verdad. Pablo da por sentado que para muchos, el tribunal de Cristo será la gran fiesta de la premiación. Ninguna gloria humana será comparada con aquella gloria celestial. 

 

  1. Habrá una recompensa v. 14b.El tribunal de Cristo será para entregar los premios divinos. El Señor honrará a los suyos por las cosas que hayamos hecho. Hay muchas coronas que los hombres anhelan en la tierra. En el campo de la belleza, las mujeres de todo el mundo compiten por la corona que le convertirá  en la mujer más bella del mundo. En las disciplinas deportivas, el anhelo más grande son los trofeos, medallas y coronas que los hacen acreedores como los mejores del mundo. El creyente subirá también al estrado para recibir el galardón por el trabajo hecho. Pero la diferencia entre los que compiten en el mundo por una corona y los creyentes que aguardan sus galardones es que esos premios fenecen, se corrompen, mientras que los galardones celestiales son incorruptibles. Observe las coronas que nos esperan: La corona incorruptible por la fidelidad a Dios (1 Cor. 9:25). La corona de vida para los que sufren y superan la tentación (Stg. 1:12). La corona de gozo, la que se otorga por ganar almas (1 Tes. 2:19). La corona de justicia para los que esperan su venida (2 Tim. 4:8). Y la corona de gloria, entregada a los ministros que dirigen en el rebaño (1 Pe. 5:4). ¿Cuál de estas coronas será su recompensa?

 

CONCLUSIÓN:  Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Cor. 5:10). ¿Cuál será nuestra evaluación al estar allí? ¿Será un tiempo de celebrar o será un tiempo de llorar? ¿Recibiremos nuestros galardones o nuestras obras se quemarán? Así que “cada uno mire cómo sobreedifica”. El día de rendir cuentas se acerca. El Señor viene pronto y sus galardones con él (Apc. 22:12). Esto es una de sus promesas. Ojalá que ese día escuchemos las dulces palabras: “Bien buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor”. ¿Seré hallado fiel ese día?

 

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