Sunday, April 28, 2024
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Un sacrificio vivo en el altar

EL EVANGELIO EN MARCHA

Un sacrificio vivo en el altar

(ROMANOS 12:1-2)

Por: Rev. Julio Ruiz, Pastor

 

INTRODUCCIÓN: Romanos 12:1, 2 es uno de los textos inagotables de las Escrituras. Cada frase pareciera estar escrita sobre un pergamino de oro de donde salen destellos que iluminan los verdaderos propósitos de la vida cristiana. Es el pasaje que viene después de los capítulos donde el apóstol escribió su más grande teología. En dos versículos tenemos una especie de “diez mandamientos” concentrados. Fue escrito para que cada frase dependiera de la otra. Es una especie de cadena con eslabones muy fuertes, todos dignos de ser mencionados para el más grande bien de la vida cristiana. Bien se puede decir que aquí tenemos el llamado más grande a la santidad que en ningún otro pasaje de las Escrituras. El lenguaje de este pasaje está muy relacionado a lo que era el trabajo sacerdotal respectos a los sacrificios que se ofrecían en el altar. Cuando Pablo habla de “presentar” vuestros cuerpos en sacrificio vivo, sus pensamientos tenían que estar dominados por los rituales que se hacían en el templo. El apóstol como un auténtico judío seguramente trajo sus propios corderos para ser sacrificados por sus pecados. En su mente tuvo que haber los recuerdos del sacerdote degollando al animal para luego rociar con su sangre el altar. Aquel era un sacrificio muerto porque se hacía después del derramamiento de sangre. Como aquellos corderos eran una sombra de lo que vendría, concluimos que Jesucristo hizo el último sacrificio, derramando su sangre. Por lo tanto y desde ese tiempo hasta acá se acabaron los sacrificios muertos. Los sacrificios que ahora se traen al altar son vivos. De eso se trata el tema de hoy.

 

  1. ¿QUÉ ES LO QUE DA ORIGEN A NUESTRO SACRIFICIO VIVO?

 “…las misericordias de Dios”.

 

Nos encontramos con personas, aún creyentes que dicen no tener motivación para seguir viviendo; mientras que otros parecieran estar buscando siempre una motivación para sentirse bien. De allí que no es raro que algunos andan de eventos en eventos, de conciertos en conciertos, de conferencias en conferencias, para sentirse motivados. Pero una vez terminado aquello la motivación se fue y la persona vuelve otra vez a un estado de desánimo y de falta de propósito. Pero, ¿cuál es la motivación a la que Pablo nos convoca acá? ¿Tiene el creyente una razón mayor que le impulse vivir bien motivado? ¡Sí la tiene! Su motivación está en “las misericordias de Dios”. En los primeros 11 capítulos Pablo nos ha hablado de un vasto mundo teológico y doctrinal. Ahora él ruega, no manda, por esas misericordias a vivir lo próximo que va a exponer. Las misericordias de Dios se condensan en la persona y obra de Cristo. Su vida, su entrega, su muerte vergonzosa y la consumación de su victoria, conforman las misericordias de Dios. En estos tiempos pareciera estarse ofreciendo un “fuego extraño” en nuestros púlpitos. La motivación de mucha gente tiene que ver con la oferta del predicador de turno. Lo que más se está oyendo es acerca de un Cristo con mucho dinero para resolverle a la gente su situación con sus casas, sus enfermedades, darle fama y declararse en una continua prosperidad. La motivación para venir a él está muy lejos de la teología que Pablo enseñó. Cristo y su obra en la cruz son suficiente motivación. Usted no necesita otra. Las misericordias de Dios son el mayor bien.

 

  1. ¿CUÁL ES LA OFRENDA DE NUESTRO SACRIFICIO VIVO?

 “…que presentéis vuestros cuerpos, vivo, santo, agradable a Dios”.

 

Para el tiempo de Pablo, el cuerpo era presentado para otros fines. La filosofía gnóstica lo consideraba malo, de allí que se podía hacer lo que se quisiera con él. Pero el cristiano sabe que su cuerpo debe presentárselo al Señor (1 Cor.6:19, 20). Desde que comenzó la creación, el sacrificio que servía como holocausto de animales fue traído a Dios para ser adorado. El olor grato que subía hasta su presencia confirmaba la aceptación divina. Pero todos esos sacrificios eran de animales muertos. Después que Cristo murió, ofreciéndose como el último y más grande de los sacrificios, ahora se nos ruega que nosotros mismos nos presentemos como los nuevos sacrificios, pero vivos, santos y agradables a Dios. Como sacrificio vivo implica que ahora nos ofrecemos en vida y en novedad de vida por haber muerto al pecado y resucitado en Cristo (6:4, 11, 13). Si se ofrece vivo es porque ahora posee la vida que le fue dada por Cristo. Como sacrificio santo quiere decir que él ahora está dedicado y separado por y para Dios como la oveja que era revisada por el sacerdote. De esto se desprende que la santidad no es una opción en la vida cristiana; ella, más bien, es el centro de todas nuestras acciones. Pero sobre todas las cosas, ese sacrificio debe ser “agradable a Dios”.

 

III.  ¿CÓMO DEBE SER LA ADORACIÓN DE ESE SACRIFICIO VIVO?

“… que es vuestro culto racional”.

 

Hay gente que sigue cultos irracionales que llevan a sus devotos hasta morir por sus líderes, aunque sus causas sean las menos dignas. En nombre de algún “dios” se comenten los más insólitos crímenes. Algunos siguen cultos motivados por un sentido emocional donde impera la pasión de los sentidos, más que la parte racional. Sin embargo, el planteamiento de Pablo es que nuestro culto sea racional. ¿Qué significa esto para nosotros?  El culto racional involucra la mente e implica comprender el mensaje del evangelio y decidir conscientemente adorar a Dios. Hay muchos cultos en el mundo que están muy lejos de adorar a Dios. Observe las fiestas que el mundo celebra en nombre de Dios y notará cuán lejos está de ser un culto racional. Cuando hablamos de una adoración diferente estamos poniéndole a la emoción, la razón; a los movimientos del cuerpo, el entendimiento. Como dijo Pablo: “Oraré con el espíritu, pero también oraré con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero también cantaré con el entendimiento” (1 Cor. 14:15).

 

  1. ¿CUÁL ES LA PARTE NUESTRA EN ESTE SACRIFICIO VIVO?

“…sino transformados por medio de la renovación de vuestro entendimiento”.

 

En lugar de acoplarnos al molde del mundo debemos transformarnos. Pero esa transformación no se logra sino a través de  un proceso que se realiza mediante una constante renovación de la mente por el Espíritu como indica 2 Corintios 3:18. La palabra renovación es la que más está de moda en este siglo veintiuno. Por ejemplo quien  no se renueve en materia de comunicación se queda solo en la era de la globalización. La renovación tecnológica ha traído una revolución social, económica y hasta política. Pero la renovación a la que apunta la Biblia va más allá de la tecnológica. Se trata de una renovación mental. La forma cómo pensamos determina lo que sentimos y la manera cómo sentimos determina la forma cómo actuamos. Así que si usted quiere determinar la forma de actuar debe determinar la forma cómo piensa. La Biblia nos dice: Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él(Prov. 23:7).Todo comienza con el pensamiento. No se nos dice que nos renovemos en el cuerpo, eso no se puede renovar, pero si podemos hacerlo en la mente.

 

  1. ¿CUÁLES SON LOS RESULTADOS DE PRESENTAR ESTE SACRIFICIO?

“… para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

 

El énfasis de lo anterior recae sobre toda esta oración. Creo que cada creyente estará de acuerdo en afirmar que el asunto que se le hace más difícil es conocer la voluntad de Dios. Hay muchas preguntas a la hora de mudarnos de un sitio a otro, de escoger una carrera, del trabajo a realizar, del compañero o compañero a elegir. Y si al tomar alguna de estas decisiones algo sale mal debo descubrir que allí no estuvo presente la voluntad de Dios. Para algunos la voluntad de Dios pareciera estar siempre en contra de lo que anhelamos o buscamos. Pareciera que Dios siempre nos “echa a perder la fiesta”. Pero vea que la realidad de este texto es otra. ¿Cómo saber entonces que lo que estoy haciendo es la voluntad de Dios? ¿Cómo comprobar tal voluntad? Una verdad queda claro en este texto: si no presento mi cuerpo con un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios no podré comprobarla. La voluntad de Dios es buena porque él es la esencia de todo bien y, en última instancia, es buena para nosotros mismos. Es agradable sobre todo  cuando le presentamos nuestros cuerpos en sacrificio vivo y santo; como los sacrificios de olor grato. No hay nada que Dios haga que no le agrade. Y es  perfecta porque Dios nunca se equivoca en lo que él hace en nuestra vida y en lo que permite que ocurra en la vida de su hijo. Diga  como el salmista: “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón” (Sal. 40:8). ¿Sabe cuál es la voluntad de Dios? ¿Quiere usted comprobar que la voluntad de Dios es buena?

 

CONCLUSIÓN: Hemos expuesto las razones por las que somos diferentes. La gran pregunta a responder es, ¿soy diferente? ¿Me diferencio con el mundo en mi madera de vestir, pensar, hablar o actuar? El llamado del apóstol es: “No os conforméis a este siglo…”. ¿Cómo hacerlo? Siendo transformarnos “por medio de la renovación de vuestro entendimiento”. ¿Cuál será el resultado? Para “que comprobéis la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Amado hermano, ¿puede usted pensar en algo mejor que esto? Y la única manera de ser diferente, de no acoplarme al molde, es que el Espíritu Santo esté continuamente renovando mi entendimiento. Si no es creyente  venga a Cristo hoy para ser diferente, si ya lo es, no se conforme a este mundo.

 

Si usted quiere comunicarse con el pastor Julio, llámelo al (571) 251- 6590 o escríbale a pastorjulioruiz55@gmail.com

 

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