Monday, May 6, 2024

El peligro del discípulo

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EL EVANGELIO EN MARCHA

El peligro del discípulo

Por: Rev. Ricardo Carrillo

 

JUAN 18:15-18, 25-27; MARCOS 16:1-7

Estamos desde hace cuatro semanas tratando a cerca de lo que significa ser discípulo y sus alcances. El primer día analizamos aquel versículo que es clave para entender cuál es la misión del cristiano sobre la tierra, Jesús dio un mandato en la gran comisión: Id y haced discípulos a toda criatura, Jesús quiere que todos los que somos llamados cristianos, lo sigamos a él.

Y esto es lo que estamos analizando estas semanas, pero ¿por qué lo hacemos?

  • ¿Para saber más de este tema? No, mis hermanos, no lo hacemos para eso, porque si fuera así, estaríamos perdiendo el tiempo en este lugar.
  • ¿Para dominar el tema con nuestros amigos y saber si son o no discípulos de Jesús? Tampoco; lo hacemos para mirarnos por dentro, analizarnos por dentro, para analizar nuestra propia vida, para aprender a ser discípulos del Señor.

 

EL PELIGRO MÁS GRANDE DE UN DISCIPULO: LA SOBERBIA

Y señalo esto porque vamos a hablar del peligro más grande que tiene un discípulo, el peligro que ha dejado más gente a mitad de camino; no podríamos hablar de discípulo, sin detenernos específicamente en el problema fundamental que es la madre de todos los pecados; que es la soberbia y hoy vamos a tratar el pecado de la soberbia.

¿Usted sabía que todos los pecados responden a la soberbia, la palabra soberbia viene del latín y significa, “que está por encima” superbus, lo que está arriba, lo que se pone arriba, es un prefijo y un adverbio que significa:“por encima de”.

Recordemos lo que dijo Pedro: Cuando Pedro escucha que Jesús tiene que ir a Jerusalén y va a morir en una Cruz, Pedro lo llama a un costado y lo reprende para que no vaya a hacer tal cosa.

 

PRIMERA MANIFESTACIÓN DE SOBERBIA

La soberbia es cuando yo me coloco por encima del otro, la soberbia de Pedro fue, que él se colocó en ese momento por encima de todos, no solo por encima de los demás apóstoles, sino de todos, Pedro le dijo a Jesús algo así: este es un asunto entre tú y yo.

Pedro no solo se colocó por encima de los once, cuando comenzó a corregir a Jesús, sino que se colocó por encima de Jesús, es decir, Pedro tomó la autoridad suprema, la soberbia es eso, cuando yo me subo arriba de todo, creo que todos están debajo de mi, Pedro ese día manifestó su soberbia, él se puso encima de los planes de Dios, encima de la sabiduría de Dios y trató de sacar a Jesús del camino.

Pedro está afirmando en ese momento que los planes de él, que la sabiduría de él y los caminos de él, son superiores a los de Dios. Y este es el peligro y el problema fundamental del discípulo, es decir, ir creciendo hasta que llegue el momento que nos sentimos autónomos y nos ponemos por encima de todos, porque hemos tenido algún tipo de logro.

Mi hermano querido, este fue el pecado de nuestros primeros padres: de Adán y Eva. ¿Qué pasó?: El Padre en el Edén les dijo: de todo árbol ustedes podrán comer, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerán, porque el día que coman de el, por cierto morirán.

Esta es la ley y esto es lo que dice Dios, viene Satanás y dice la tremenda mentira no morirán, es decir, me pongo por encima de lo que dijo Dios. Eva toma del fruto y se pone por encima de la ley de Dios, Dios dijo morirán, pero yo entiendo que no voy a morir.

Hermano, ese pecado de soberbia, lo venimos pagando nosotros hasta estos días, San Agustín estudió a cerca de este pecado de la soberbia, él dijo:

 

“LA SOBERBIA ES EL ORIGEN DE TODO PECADO”

Por favor trate de ponerlo en su mente, la soberbia es el origen de todo pecado. Cada vez que voy a pecar, sea el pecado que sea, me estoy poniendo encima de la Palabra de Dios, estoy poniéndome por encima de lo que Dios a dicho.

Quiere decir que todo pecado, primero: es pecado de soberbia, por eso que en el análisis que Agustín dice: La soberbia es el origen de todo pecado, es decir antes de cometer una mentira, adulterio, blasfemia, sea cual fuere el pecado, ha cometido el pecado de soberbia.

La soberbia es la madre de todos los pecados, ¿por qué? Porque estoy desconociendo la ley de Dios y me estoy poniendo por encima.

Es interesante la conclusión de Agustín, el dice: la soberbia no es grandeza, la gente cree que cuando se ponen por encima de todo; como Pedro que llamó a Jesús y lo corrigió, en ese momento, Pedro sintió que él era grande. Agustín dice:

 

LA SOBERBIA NO ES GRANDEZA, SINO HINCHAZON

Y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano; ¿Cuándo comienza la hinchazón de Pedro? En qué momento. Pedro había declarado de Jesús que era el Cristo, el hijo del Dios viviente.

Y Jesús le responde “Bienaventurado Simón hijo de Jonás, porque no te lo reveló ni sangre ni carne, sino mi padre que está en los cielos.” ¡Tremenda afirmación! Yo he recibido una revelación directa del padre que está en los cielos.

Por lo tanto, (comienza a sacar las conclusiones de la soberbia) Pedro no sabe asimilar esta Palabra, esa palabra lo único que decía, era, que había recibido iluminación para entender una cosa, pero el entendió que, eso lo habilitaba, para ser la cabeza del grupo, para comandar junto con Jesús y hasta para corregir los planes de Dios.

Es decir: el elogio de Jesús que fue exacto, esto que has dicho te lo reveló el Señor, lo hizo desbordar por dentro, entonces después de eso, yo puedo hacer cualquier cosa.

Tenemos que tener cuidado con los elogios, porque podemos llegar a sobre valorarnos y cuando el siervo empieza a trabajar en la obra del Señor y cuando comienzan a predicar y los hermanos se le acercan y le dicen que bien mi hermano, sigue adelante, el Señor te está usando, animando al hermano y muchas veces en lugar de dar ánimo estamos produciendo una hinchazón.

Hermanos hay un peligro que comienza cuando empezamos a sobrevalorarnos, a no darnos cuenta de donde estamos y el gran problema del discípulo es que cuando empezamos a sobrevalorarnos y empezamos a crecer espiritualmente, empieza a despertarse en nosotros la soberbia.

Fíjense que despertó en Pedro la soberbia, en el mismo momento que Jesús lo elogió. Y no supo entender que era una aprobación de algo que él dijo y no era la aprobación a toda una vida.

Yo soy convencido de que todos somos hermanos en Cristo, que somos iguales a los ojos de Dios y los hermanos me saludan y algunos hermanos me dicen: pastor gracias por su mensaje, tocó mi corazón;  el Señor me habló con su Palabra y lo dicen con un corazón sincero y quiero decirles que me hace bien escucharlo y tengo que estar bien claro en esto, que el Señor tocó su corazón y no lo toqué yo, lo tocó el Espíritu Santo y sí, creo que la Palabra no la dije yo, tenemos que entender que la Palabra la dijo el Espíritu santo y que yo fui un instrumento que el Espíritu santo usó.

Lo que quiere decir que cuando una persona me está agradeciendo es porque le está dando la gloria a Dios y esto lo tenemos que tener claro y algunas veces no lo entendemos. Y tiene que pasar buen tiempo, cuando yo comencé en el ministerio, no tenía tan claro este problema, pero con el tiempo el Espíritu se va glorificando en tu vida.

Cuando vienen los elogios, debemos de tomarlo tal como es: es una manifestación de amor y viene con amor y viene del corazón, pero cuidado, la gloria es de Dios, no es mía, debemos tener mucho equilibrio en esto, que en cualquier momento cedemos a la soberbia, el ser humano es vulnerable, somos vulnerables, estamos en un constante peligro.

El cristiano no es superman, no es el hombre araña, no es ningún superhéroe de los cartones; el cristiano es un ser totalmente vulnerable y como somos vulnerables, debemos comenzar a defendernos de estos ataques, que pueden llegar a nuestras vidas, que pueden despertar en nosotros a la madre de todos los pecados, que es la soberbia.

¿Cuando se levanta la soberbia? cuando uno empieza a creerse más de lo que verdaderamente es, te puede pasar lo que le pasó a Pedro que comenzó a hincharse en ese momento.

El apóstol Pablo dice: Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno, Romanos 12:3.

Hermano, vas a trabajar en la obra del Señor porque el Señor te llamó para hacer su obra, no debemos tener más alto concepto de nosotros mismos, que el que debemos tener, sino tenemos que pensar en nosotros, con cordura; Pedro no pensó de sí mismo con cordura, ¡Pedro enloqueció!. SIGUE LA PRÓXIMA SEMANA

 

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