Sunday, May 5, 2024
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La ambición por el dinero los convirtió en homicidas

EL SALVADOR

 Su ambición por quedarse con jugosas herencias, seguros de vida y hasta indemnizaciones por causa de muerte en el exterior, llevó a varias personas procesadas en diversos tribunales salvadoreños  supuestamente planificar el homicidio de los beneficiarios, porque era la única manera de quedarse con todo.

En estos casos no se habla de ínfimas cuantías, la menor era de $120 mil, seguido de un segundo hecho de violencia donde estaban en juego $10.5 millones, en el otro había una herencia de casi $8 millones y un cuarto proceso judicializado por $7 millones tiene que ver con falsificaciones para apoderarse de los bienes que un adinerado hombre dejó para sus cinco hijos y donde tres notarios metieron sus manos, supuestamente para favorecer a uno de los parientes del testador.

De estos procesos dos están en la fase de vista pública, uno en instrucción, y en un cuarto los autores materiales fueron condenados hasta con 90 años de cárcel; pero al autor intelectual le siguen un proceso de extradición desde Estados Unidos.

Para el próximo lunes, en San Miguel están previstas dos diligencias: la primera es una audiencia preliminar por el homicidio de Marie Azucena Borg de McMillin, de 94 años; quien heredó casi $8 millones al morir su esposo.

En el Juzgado 3o.de Instrucción de esa ciudad, la Fiscalía pedirá que pasen a juicio la ex gerente del Banco Hipotecario, Mirna del Carmen Gómez, quien junto a su esposo, Julio César Flores Claros, un exmilitar, planificó la muerte de la anciana para quedarse con toda la fortuna.

Gómez se alió con los notarios César Isaac Canales y Lilian Patricia Cáceres de Montoya, para falsificar la firma de Borg de McMillin y elaborar testamentos falsos donde le donaban dos viviendas y le traspasaban todo el dinero a través de 18 transacciones bancarias.

El plan lo orquestó Gómez. Cuando se enteró que la víctima había heredado, se ganó su confianza y hasta renunció del banco para dedicarse a cuidarla junto al exmilitar.

Las pesquisas señalan que solo la mantenía sedada, lo que desencadenó en un deterioro de salud que requería un tratamiento médico que se lo negaron porque les convenía que muriera, de ahí que también son acusados de homicidio de comisión por omisión.

La segunda diligencia programada para el mismo día es la vista pública contra José Fernando Sánchez Baiza y cinco integrantes de la Mara Salvatrucha por el homicidio de Karina Elizabeth Araujo y su hijo que estaba por nacer.

La joven de 22 años, fue asesinada por los mareros que su compañero de vida, José Fernando, contrató con el fin de quedarse con un seguro de $120 mil. El juicio será en el Tribunal Especializado de Sentencia de San Miguel.

Todo comenzó cuando en diciembre del año 2010, Sánchez Baiza, convenció a su compañera de vida que adquiriera cuatro pólizas de seguro por $30 mil cada una y que lo suscribiera a él como beneficiario único.

El plan que había comenzado a finales de este año, lo ejecutó el 23 de marzo de 2011. A eso de la 1:00 de la tarde le tendió una trampa a la joven: le dijo que fuera al mercado y que luego iría a traerla, pero cuando llegó en su vehículo, supuestamente para trasladarla a la casa en Ciudad Toledo, se hacía acompañar de dos mareros y ya no fueron a su residencia sino a una cancha de la colonia Brisas del Edén, donde esperaban tres pandilleros más para estrangularla en presencia de Sánchez Baiza. Después lanzaron el cuerpo a un predio baldío.  Por el crimen los pandilleros cobraron $6 mil.

El tercer caso judicializado en el Juzgado Especializado de Instrucción de Santa Ana, está en suspenso por la ausencia del principal acusado, tiene que ver con el cobro de una indemnización de $10.5 millones.

En este proceso, la Fiscalía acusa a Raúl Ernesto Morales Ramos, de ordenar matar a su hijastro Erick Mauricio Guzmán Erazo, de 17 años, quien era beneficiario de la indemnización que el estado de California, Estados Unidos, otorgó por la muerte en un accidente de tránsito de su madre y tres hermanos.

Para asesinarlo, contrató a tres mareros, pero el día del crimen el joven no estaba en casa y solo asesinaron a sus padrinos, Ricardo de Jesús López Calderón, de 78 años, Sofía Fajardo de López, de 76, y Guadalupe del Carmen López Fajardo, de 36, hija de los dos primeros. (Tomado de El Mundo, por Juan Carlos Vásquez)

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