HONDURAS
Alfredo Villatoro, de 47 años, fue secuestrado la semana pasada por seis hombres cuando se dirigía a sus labores a la radio HRN. El martes por la noche, fue encontrado muerto, tenía dos tiros en la cabeza, el rostro cubierto con un pañuelo y estaba vestido con un uniforme de la Policía Nacional.
El asesinato de Alfredo Villatoro, uno de los periodistas más conocidos de Honduras, alimenta el ciclo de violencia que aqueja al país y pone en peligro la libertad de expresión en esa nación centroamericana, de acuerdo con el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).
“El mortal ciclo de violencia contra los periodistas y la impunidad de estos crímenes está poniendo en peligro la libertad de expresión en Honduras”, expresó el miércoles a través de un comunicado Joel Simon, director ejecutivo de la organización con sede en Estado Unidos, y dedicada a defender a los periodistas.
Villatoro, de 47 años, fue secuestrado la semana pasada por seis hombres cuando se dirigía de madrugada en su auto a HRN, una de las radiodifusoras más escuchadas de Honduras y donde era el presentador estelar del noticiero matutino. El martes por la noche, fue encontrado muerto, tenía dos tiros en la cabeza, el rostro cubierto con un pañuelo y estaba vestido con un uniforme de la Policía Nacional.
“Esto es otro golpe a la democracia del país y a la libertad de expresión”, dijo vía telefónica a CNNMéxco desde el velorio de Villatoro, el jefe del departamento internacional de HRN, Nahum Villadares. El incidente “crea mayor incertidumbre sobre la seguridad” en el país, añadió.
La muerte de Villatoro ocurre a más de una semana de que fuera encontrado muerto Erick Alejandro Martínez, reportero y portavoz de una organización a favor de la diversidad sexual y miembro del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP).
El ambiente entre los periodistas hondureños es de “repudio” y de “impotencia”, de acuerdo con Villadares. Villatoro es el periodista número 29 en ser asesinado desde 2003, de acuerdo con el Comisionado de los Derechos Humanos. Al menos 20 de esas muertes han ocurrido desde el golpe de Estado del 28 de junio de 2009, que llevó al poder a Lobo, de acuerdo con datos de Reporteros sin Fronteras (RsF).
El presidente Lobo ofreció este miércoles una recompensa de 150,000 dólares por información que lleve a la captura de los asesinos de Villatoro, según un reporte de EFE.
En celda 27 hallaron celular del que llamaron a familia de Villatoro
Dos personas están detenidas y dos requeridas por el asesinato de Alfredo Villatoro. Las autoridades dedicadas a investigar el asesinato del periodista, mantienen en completo hermetismo el avance de las investigaciones relacionadas con el crimen.
El paso más importante para esclarecer el hecho continúa siendo la investigación que se les hace a Miguel Ángel Álvarez y Juan Ramón Fonseca, dos privados de libertad a quienes , el miércoles al mediodía, agentes de investigación trasladaron bajo estrictas medidas de seguridad desde el centro penal de Danlí, donde estaban recluidos, a las celdas de máxima seguridad de la Penitenciaría Nacional Marco Aurelio Soto en Támara, Francisco Morazán. Estas dos personas están siendo investigadas porque se les considera responsables de haber participado en el secuestro y asesinato de Villatoro.
Ramón García, jefe del centro penal en el oriente del país, explicó que el 16 de mayo un grupo de elementos de la DNSEI (Dirección Nacional de Servicios Especiales de Investigación) se presentó al penal.
Los agentes manifestaron que la visita al reclusorio era por instrucciones superiores, pues se les había informado que desde ese centro penal había salido una llamada de supuesta extorsión. Es así que se desarrolló un operativo de la noche del martes hasta eso de las 3:30 am del miércoles. Los policías de investigación portan un aparato especial que detecta de dónde había salido la llamada y dónde se encontraba el teléfono celular.
Tras revisar el interior del recinto, los investigadores ingresaron en el hogar 27, donde encontraron un teléfono celular que pertenece a Miguel Ángel Álvarez. Al interrogar a Álvarez, propietario del aparato, manifestó que se lo había prestado a Juan Ramón Fonseca, por lo que de inmediato se separó a los dos internos, que estaban recluidos en el hogar número 27. (Con datos de La Prensa)
